Entre enero y agosto de 2021 Bogotá y los 22 municipios que lo circundan registraron 944 homicidios, 74.226 hurtos a personas, 17.515 casos de lesiones personales y 25.813 casos de violencia intrafamiliar.
El año 2021 representa el momento más importante de la historia reciente para el desarrollo de una visión regional e integrada de seguridad ciudadana en Bogotá y la Sabana, que permita construir seguridad y confianza en un área habitada por casi el 21% de la población nacional.
En este momento se está reglamentando la Región Metropolitana Bogotá – Cundinamarca, una figura de integración territorial creada en 2020, para la gestión de una agenda común entre 17 y 56 municipios de la región, dentro de la cual están la seguridad, la convivencia y la justicia.
Asimismo, la Policía Nacional apuesta por el desarrollo de nuevas capacidades, que le apuntan a acabar con espacios territoriales desprotegidos, multiplicar recursos operacionales y ampliar las capacidades anticipativas y de adaptación para responder a los desafíos del presente y garantizar un futuro seguro.
Dada la relevancia de estos asuntos para la región es importante dar una mirada a algunos de los aspectos que pueden echar a perder el esfuerzo institucional y agotar la voluntad de avanzar en la ruta correcta de coordinación e integración.
La integración para la seguridad, convivencia y justicia enfrenta desafíos considerables por cuenta de la inexistencia de un sistema de seguridad que ponga en blanco y negro los roles y misiones de instituciones y autoridades en la provisión de servicios y capacidades de seguridad, convivencia y justicia.
Ejemplo de esto es la confusión de los alcaldes de su rol constitucional como jefe de policía, diferente al de comandante que está reservado para los uniformados. También la falta de entendimiento de su papel en la provisión de justicia no formal, así como de los poderes y responsabilidades otorgados por el Código de Seguridad y Convivencia.
Esos tres elementos representan desafíos clave a la hora del diseño de procesos, mandatos y autoridades dirigidos a conciliar la naturaleza del gobierno local con los intereses de una gobernanza regional. Si la autoridad regional no se enfoca en el análisis, construcción y promoción de soluciones sistémicas, no logrará construir los consensos para llevar a Bogotá y la Sabana a tasas de criminalidad de un dígito por cien mil habitantes.
La activación de la Región Metropolitana de Policía La Sabana también es un primer paso en la ruta correcta. Estará integrada por 4 unidades – 2 metropolitanas y 2 comando especiales- en 23 municipios de la Sabana de Bogotá para proteger a más de 9 millones de colombianos.
El éxito de este esfuerzo de la institución policial depende estrechamente de que en muy corto plazo tenga menos de región y más de regional, superando un rol de coordinación para transformarse en una policía regional, responsable integral de las capacidades, estrategia y planeación del servicio, donde sus cuatro componentes se dediquen exclusivamente a ejecutar planes y operaciones, a enfrentar las dinámicas criminales desde y hacia la región.
Adicionalmente, hay que llamar la atención sobre las restricciones de capacidades. Tomando como parámetro los criterios de la aglomeración de Bogotá definida por el sistema de ciudades del DNP, entre 2018 y 2020, Bogotá y 22 de sus municipios aledaños contaron con un pie de fuerza promedio de 17.000 uniformados. Solo dos municipios podían certificar tasas de más de 100 policías por cien mil habitantes.
La nueva estructura policial busca alcanzar un mínimo de 21.000 policías para atender las necesidades de la región. Si bien 28.000 debería ser el número correcto para llegar a promedios internacionales, el pie de fuerza planteado es una buena meta. Conseguir lo planeado y proyectarse hacia lo óptimo sería un buen inicio de la gestión regional de la seguridad con el concurso de todos sus asociados.
También es relevante la estandarización tecnológica y la integración de las capacidades disponibles para la optimización del pie de fuerza y el reforzamiento de la cobertura. Fuera de Bogotá, sus socios enfrentan muchos más desafíos rurales que urbanos, siendo el equilibrio en el servicio, la proyección ajustada de servicios y la comprensión de dinámicas territoriales intrínsecas claves para mantener la voluntad de integración.
La Policial Regional también debe ser la semilla del diseño del sistema regional de seguridad y respuesta a emergencias. La superposición de jurisdicciones de seguridad ciudadana, seguridad pública y atención de eventos críticos puede convertirse en el gran obstáculo para la efectividad de los diferentes servicios. Conectarlos en una visión sistémica mejoría sustancialmente de las condiciones de vida de los habitantes de Bogotá y la Sabana.
Observar estas dos iniciativas en su real magnitud permitirá a ciudadanos y líderes regionales comprender sus desafíos organizacionales y presupuestales, acompañar su desarrollo y vigilar sus debilidades para resolverlas oportunamente.