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¿Qué dicen los expertos sobre los usos del suelo que propone el POT?

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ProBogotá Región continúa impulsando la conversación sobre la propuesta de POT que cursa actualmente en el Concejo de Bogotá, con el fin de que la ciudadanía entienda cuáles son los puntos neurálgicos de este proyecto que, de aprobarse, se convertirá en la hoja de ruta urbanística de Bogotá, durante los próximos 12 años.

 

Los usos del suelo que propone el Plan de Ordenamiento Territorial de la administración Distrital es uno de los aspectos más controversiales del proyecto, pues plantea la generación de áreas de actividad homogéneas en grandes polígonos de la ciudad, cuando, en realidad, en muchas zonas de Bogotá confluye una gran cantidad de mezclas de usos de suelo. Asimismo, habilita la llegada de usos que, en algunos casos, pueden tener un impacto negativo en barrios residenciales consolidados y esto ha generado rechazo y preocupación por parte de algunos bogotanos. Por eso, ProBogotá Región le puso la lupa al tema e invitó a expertos para discutir cuál sería el impacto real del POT, en caso de ser implementado.

Uno de los panelistas del foro, el arquitecto especialista en planificación urbana, Camilo Santamaría, señaló que, si bien el POT trae innovaciones y es bien intencionado, a la propuesta le hace falta detalle. Explicó que gran parte de la ciudad, como es el caso de la localidad de Kennedy, tiene una reglamentación especial de usos del suelo y que ese nivel de claridad le ha permitido a la ciudadanía convivir en su UPZ, durante 20 años. “Ahora esto se va a reemplazar por las UPL, pero falta esa especificidad porque lo que plantea el POT es muy simple y se permiten muchos usos de suelo. De ahí, nace la inconformidad de la gente que estaba acostumbrada a una reglamentación muy clara sobre qué se podía hacer y en qué lugar”, dijo.

Santamaría condensó su exposición en tres grandes conclusiones. La primera, que hay barrios que quieren seguir igual, pero con este POT esa opción no es posible porque no se puede mantener la mezcla de usos actual, ni su norma original. La segunda es que hay barrios que quieren una mezcla de usos donde puedan tener restaurantes o droguerías, pero el problema es que solamente hay tres categorías y unas mezclas muy fuertes en las que se cuelan industrias, bodegas y otros usos no deseables en los barrios. Por último, el arquitecto se refirió a los barrios que se quieren renovar, pero que se encuentran con un ambiente de incertidumbre y temor, toda vez que el POT no tiene un modelo detallado para presentar a los habitantes y simplemente plantea unas normas sobre el índice de construcción máximo y las cargas, dejando de lado las alturas y la volumetría de las edificaciones.

Mientras el arquitecto Santamaría rescató ciertas bondades en el nivel de detalle que alcanzó el POT actual, para el doctor en planificación urbana, Juan Guillermo Yunda, ese POT actual “tiene muchísimos errores y ha transformado la ciudad de manera negativa, sobre todo con el tratamiento de consolidación con cambio de patrón que densificó la ciudad en lugares donde no debía densificarse”. No obstante, coincide en que, en Teusaquillo, por ejemplo, el POT actual presenta diferentes usos de suelo que de alguna manera tratan de emular la gran diversidad de actividades que confluyen en la localidad, mientras que la propuesta de 2021 es bastante distanciada de esa realidad.

Por su parte, el experto en derecho administrativo, Jorge Iván Rincón, cuestionó si un plan de ordenamiento territorial debe cubrir ese nivel de detalle del que hablaron los arquitectos. Tal y como lo explicó, las especificidades de las UPZ son producto de procesos posteriores a la aprobación de la norma, en los que se hicieron análisis de campo, se diferenciaron los territorios, se establecieron vocaciones, compatibilidades, etc. “Creo que un nuevo POT no es un borrón y  cuenta nueva, sino que se trata de revisar lo que tenemos. Pero es en los instrumentos de planificación intermedia donde se tienen que dar los debates contando con la participación ciudadana. Más allá del elemento arquitectónico hay un tema de control y de hasta dónde va a llegar el POT, porque las UPZ que ustedes describían fueron desarrollos posteriores”, afirmó.

El director ejecutivo del Centro Internacional AsoSanDiego,Juan Pablo Orozco, por su parte, advirtió que no está claro qué viene en los próximos años con la propuesta de POT que se estudia en el Concejo. A su juicio, los usos del suelo de la ciudad se han desarrollado de manera “orgánica” y eso no se está teniendo en cuenta en el proyecto de POT, además de que existe una “gran preocupación de la comunidad por la falta de claridad y de no tener las herramientas de control urbanístico para proceder de manera óptima en la implementación de este plan”.

¿Y qué pasará con las UPZ?

Según el arquitecto Juan Guillermo Yunda, las UPZ llegaron para intentar fraccionar el territorio y que se hiciera un proceso de participación diferenciado por cada barrio, lo cual se convirtió en un proceso largo y complejo que produjo el nivel de detalle con el que hoy cuenta la ciudad frente al uso de suelos en cada territorio. “Las UPZ se tenían que revisar cada cinco años y la idea era irlas mejorando poco a poco, pero ahora lo que se plantea es derogar todo el aprendizaje y empezar de cero, a una escala gigante que no tiene ningún nivel de detalle”, expresó.

En contraste, el abogado, Jorge Iván Rincón, manifestó que, aunque el POT dice que derogará las UPZ, en realidad se está refiriendo a reemplazar unas figuras por otras. “No es una escala de la planeación local, sino que tiende a disminuir la escala para que en el marco de esas UPL se encuentren las vocaciones de los territorios y, a partir de procesos de participación democrática, se conciban identidades de carácter territorial”, afirmó Rincón concluyendo que un POT no puede ser tan flexible que no genere reglas del juego claras, ni tan detallado que niegue el crecimiento orgánico de la ciudad.

No obstante, el arquitecto Camilo Santamaría se mostró en desacuerdo con esta postura afirmando que es un error “botar las UPZ a la caneca” pues estas sirvieron para reconocer en detalle qué tenía Bogotá en términos de usos del suelo. “El POT a través de la Secretaría de Planeación Distrital debería tener todo definido, si esto estuviera abierto desde el año 2000 esta ciudad sería un caos. Afortunadamente, ha estado controlada y hay que seguir controlándola, decir dónde sí y dónde no, porque si se abren los usos como lo plantea este POT se van a acabar muchos barrios”, concluyó.

Para ver el foro completo sobre los usos del suelo que plantea el POT, haz clic en el siguiente enlace:

 

ProBogotá Región continúa impulsando la conversación sobre la propuesta de POT que cursa actualmente en el Concejo de Bogotá, con el fin de que la ciudadanía entienda cuáles son los puntos neurálgicos de este proyecto que, de aprobarse, se convertirá en la hoja de ruta urbanística de Bogotá, durante los próximos 12 años.

 

Los usos del suelo que propone el Plan de Ordenamiento Territorial de la administración Distrital es uno de los aspectos más controversiales del proyecto, pues plantea la generación de áreas de actividad homogéneas en grandes polígonos de la ciudad, cuando, en realidad, en muchas zonas de Bogotá confluye una gran cantidad de mezclas de usos de suelo. Asimismo, habilita la llegada de usos que, en algunos casos, pueden tener un impacto negativo en barrios residenciales consolidados y esto ha generado rechazo y preocupación por parte de algunos bogotanos. Por eso, ProBogotá Región le puso la lupa al tema e invitó a expertos para discutir cuál sería el impacto real del POT, en caso de ser implementado.

Uno de los panelistas del foro, el arquitecto especialista en planificación urbana, Camilo Santamaría, señaló que, si bien el POT trae innovaciones y es bien intencionado, a la propuesta le hace falta detalle. Explicó que gran parte de la ciudad, como es el caso de la localidad de Kennedy, tiene una reglamentación especial de usos del suelo y que ese nivel de claridad le ha permitido a la ciudadanía convivir en su UPZ, durante 20 años. “Ahora esto se va a reemplazar por las UPL, pero falta esa especificidad porque lo que plantea el POT es muy simple y se permiten muchos usos de suelo. De ahí, nace la inconformidad de la gente que estaba acostumbrada a una reglamentación muy clara sobre qué se podía hacer y en qué lugar”, dijo.

Santamaría condensó su exposición en tres grandes conclusiones. La primera, que hay barrios que quieren seguir igual, pero con este POT esa opción no es posible porque no se puede mantener la mezcla de usos actual, ni su norma original. La segunda es que hay barrios que quieren una mezcla de usos donde puedan tener restaurantes o droguerías, pero el problema es que solamente hay tres categorías y unas mezclas muy fuertes en las que se cuelan industrias, bodegas y otros usos no deseables en los barrios. Por último, el arquitecto se refirió a los barrios que se quieren renovar, pero que se encuentran con un ambiente de incertidumbre y temor, toda vez que el POT no tiene un modelo detallado para presentar a los habitantes y simplemente plantea unas normas sobre el índice de construcción máximo y las cargas, dejando de lado las alturas y la volumetría de las edificaciones.

Mientras el arquitecto Santamaría rescató ciertas bondades en el nivel de detalle que alcanzó el POT actual, para el doctor en planificación urbana, Juan Guillermo Yunda, ese POT actual “tiene muchísimos errores y ha transformado la ciudad de manera negativa, sobre todo con el tratamiento de consolidación con cambio de patrón que densificó la ciudad en lugares donde no debía densificarse”. No obstante, coincide en que, en Teusaquillo, por ejemplo, el POT actual presenta diferentes usos de suelo que de alguna manera tratan de emular la gran diversidad de actividades que confluyen en la localidad, mientras que la propuesta de 2021 es bastante distanciada de esa realidad.

Por su parte, el experto en derecho administrativo, Jorge Iván Rincón, cuestionó si un plan de ordenamiento territorial debe cubrir ese nivel de detalle del que hablaron los arquitectos. Tal y como lo explicó, las especificidades de las UPZ son producto de procesos posteriores a la aprobación de la norma, en los que se hicieron análisis de campo, se diferenciaron los territorios, se establecieron vocaciones, compatibilidades, etc. “Creo que un nuevo POT no es un borrón y  cuenta nueva, sino que se trata de revisar lo que tenemos. Pero es en los instrumentos de planificación intermedia donde se tienen que dar los debates contando con la participación ciudadana. Más allá del elemento arquitectónico hay un tema de control y de hasta dónde va a llegar el POT, porque las UPZ que ustedes describían fueron desarrollos posteriores”, afirmó.

El director ejecutivo del Centro Internacional AsoSanDiego,Juan Pablo Orozco, por su parte, advirtió que no está claro qué viene en los próximos años con la propuesta de POT que se estudia en el Concejo. A su juicio, los usos del suelo de la ciudad se han desarrollado de manera “orgánica” y eso no se está teniendo en cuenta en el proyecto de POT, además de que existe una “gran preocupación de la comunidad por la falta de claridad y de no tener las herramientas de control urbanístico para proceder de manera óptima en la implementación de este plan”.

¿Y qué pasará con las UPZ?

Según el arquitecto Juan Guillermo Yunda, las UPZ llegaron para intentar fraccionar el territorio y que se hiciera un proceso de participación diferenciado por cada barrio, lo cual se convirtió en un proceso largo y complejo que produjo el nivel de detalle con el que hoy cuenta la ciudad frente al uso de suelos en cada territorio. “Las UPZ se tenían que revisar cada cinco años y la idea era irlas mejorando poco a poco, pero ahora lo que se plantea es derogar todo el aprendizaje y empezar de cero, a una escala gigante que no tiene ningún nivel de detalle”, expresó.

En contraste, el abogado, Jorge Iván Rincón, manifestó que, aunque el POT dice que derogará las UPZ, en realidad se está refiriendo a reemplazar unas figuras por otras. “No es una escala de la planeación local, sino que tiende a disminuir la escala para que en el marco de esas UPL se encuentren las vocaciones de los territorios y, a partir de procesos de participación democrática, se conciban identidades de carácter territorial”, afirmó Rincón concluyendo que un POT no puede ser tan flexible que no genere reglas del juego claras, ni tan detallado que niegue el crecimiento orgánico de la ciudad.

No obstante, el arquitecto Camilo Santamaría se mostró en desacuerdo con esta postura afirmando que es un error “botar las UPZ a la caneca” pues estas sirvieron para reconocer en detalle qué tenía Bogotá en términos de usos del suelo. “El POT a través de la Secretaría de Planeación Distrital debería tener todo definido, si esto estuviera abierto desde el año 2000 esta ciudad sería un caos. Afortunadamente, ha estado controlada y hay que seguir controlándola, decir dónde sí y dónde no, porque si se abren los usos como lo plantea este POT se van a acabar muchos barrios”, concluyó.

Para ver el foro completo sobre los usos del suelo que plantea el POT, haz clic en el siguiente enlace:

 

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