Por: Juan Carlos Pinzón 30 de diciembre 2019 , 10:38 a.m.
En este mes que termina el periodo de los alcaldes es habitual que tanto los medios de comunicación como los ciudadanos hagamos el balance de su gestión. En el caso de Bogotá, Peñalosa terminó con una alta impopularidad asociada a su estilo y por la manera en que se comunica con los ciudadanos, calificación que contrasta con el hecho de que los bogotanos a diario nos topamos con obras recién terminadas o en ejecución.
Los cuatro años de su gobierno se concentró en estructurar grandes proyectos de infraestructura, contratar diseños, buscar recursos para su financiación y adquirir los predios que se requieren para su ejecución. Gestión que deja proyectos por 48 billones diseñados y en obra. Resultado que fue posible por su capacidad de consolidar equipos de trabajo.
Peñalosa entrega su gobierno con 58 colegios entre instituciones nuevas y reformadas en las que los niños pueden recibir incluso clases de robótica o de música con la Orquesta Filarmónica. Además, empleó una estrategia puerta a puerta para atacar la deserción escolar que pasó de 3,6 por ciento en 2015 al 1,65 por ciento en 2018. Ejecutó con éxito la política de reducción del embarazo adolescente, que como bien es sabido, es una de las principales limitaciones a la movilidad social, pasó de 15.379 en 2015 a 10.675 casos en 2018.
En materia de salud lideró una transformación en la prestación del servicio al implementar un modelo que respeta la dignidad del paciente, a través de la ampliación de horarios, canales para asignación de citas y la descentralización del servicio de consulta especializada a través de 40 Centros de Atención Prioritaria en Salud-CAPS, lo que redujo en un 90 por ciento las filas y la ocupación en los servicios de urgencias de la red pública hospitalaria pasó de 250 a 98 por ciento en 2019.
Incluso sus más férreos detractores no podrán negar que el salto cualitativo en transporte masivo en Bogotá se debe a Peñalosa. En su primer gobierno creó Transmilenio y a las ciclorutas, medio en el que hoy se realizan más de 1 millón de viajes diarios, y en este segundo mandato; la primera línea del Metro.
En cuanto al gran reto de la ciudad que sigue siendo la seguridad, emprendió una estrategia integral de lucha contra el crimen, que incluyó generar entornos creativos y seguros para los niños, además de estimular en ellos nuevos valores. Concibió los Centros Felicidad- CEFES-, que son espacios que reúnen en un solo lugar recreación, deporte y cultura, entregó 150 campos deportivos y renovó 1.268 parques dotados de gimnasios al aire libre y senderos de trote.
Esta nueva cultura en la ciudad y el respeto por la vida -mensaje posicionado desde la intevención del Bronx-, han hecho que su segundo mandato se caracterice por la tasa más baja de homicidios desde 1970. De 17.4 casos por cada 100 mil habitantes en 2014, en 2018 el número de casos bajó a 12.6.
Hay quienes aprecian a Peñalosa, y otros que definitivamente no. Pero objetivamente, nadie podrá decir que Peñalosa y su equipo no han dejado un legado en la ciudad, y que puestos en perspectiva histórica, sus dos gobiernos han marcado el presente y futuro de la ciudad.
Economista. Presidente de ProBogotá Región*