La vía que conduce al Alto de Patios progresivamente se ha convertido en tierra de nadie, aumentando el riesgo de una tragedia de seguridad vial y asegurando un espacio útil para el crimen
La expansión del suelo habitado al oriente de Bogotá y la consolidación del barrio San Luis, una zona urbanizada en los Cerros Orientales, han generado en un caos vial que pone en riesgo a quienes habitan y se movilizan sobre la vía que comunica a la carrera Séptima con el Alto de Patios.
El problema ha venido aumentando de manera sostenida durante los últimos años. Mientras que cada año aumentan los viajes en automóviles, motos y bicicletas por este corredor, el espacio para una movilidad segura disminuye y el borde ecológico es cada vez más vulnerado debido a la expansión sin control de actividades comerciales, formales e informales.
Esta fuente de riesgo para la ciudad no ha sido atendida principalmente por restricciones de tipo ambiental, pero también por el costo político que tiene la recuperación del espacio natural apropiado sobre ese corredor y la regulación de las actividades que en él se desarrollan.
La incapacidad institucional y la falta de voluntad del gobierno han dado lugar a un incremento evidente de los riesgos viales y de criminalidad, poniendo en peligro la seguridad de los ciudadanos.
Ejemplo de esto es el aumento del número de lesionados en accidentes de tránsito en este corredor, pasando de 32 víctimas en 2020 a 69 en 2021. En los cinco primeros meses de 2022 los lesionados alcanzaban 25. En esa vía hay en promedio dos muertes anuales por accidentes de tránsito.
El caos de la movilidad, así como el descontrol en los espacios públicos y naturales, crea entornos favorables a la criminalidad. Así queda demostrado con la observación del comportamiento de los delitos en la UPZ 89 San Isidro-Patios, donde se ubican las zonas más críticas de ocupación de ese corredor vial.
La revisión de los registros de criminalidad en esta área desde 2012 permite señalar que solo en el periodo comprendido entre 2020 y lo corrido de 2022 se concentran el 66 % de los casos de extorsión denunciados a lo largo de una década. Asimismo, el 56 % de los hurtos a celulares, el 49 % de los delitos sexuales, el 45 % de los homicidios, el 44% de los hurtos a motocicletas y el 40 % de bicicletas.
El comportamiento de la accidentalidad y el crimen en la vía a Los Patios es la comprobación de que los territorios desgobernados de la ciudad representan trampas para los ciudadanos donde ponen en riesgo su vida, su integridad e incluso su libertad.
Por tal razón, la Alcaldía de Bogotá debe hacer una observación detallada de los fenómenos y comportamientos que caracterizan dicha zona para tomar acciones oportunas y evitar la ocurrencia de una catástrofe vial o hechos de violencia desbordada.
Después de varios recorridos en diferentes horas y días de la semana, no queda duda de que esta zona carece de control creíble de seguridad y vialidad. El dispositivo para el control de la zona no tiene ni la magnitud ni las capacidades para el cumplimiento de la misión encomendada.
El parqueo indiscriminado sobre las bermas y la calzada pone a la ciudad ad-portas de una tragedia de magnitudes catastróficas. Un accidente como el de la Avenida Circunvalar en marzo de 2022, en el que un transporte de materiales se quedó sin frenos dejaría en esta zona decenas de muertos y heridos.
Dado lo anterior, es urgente que la Secretaria de Movilidad destaque un dispositivo con capacidades robustas de vigilancia y control para bloquear el parqueo que viola el código de tránsito. Asimismo, la ciudad debe hacer uso de la tecnología para el control de la vía. Los sistemas de videovigilancia y reconocimiento de placas pueden contribuir a su administración eficaz, aumentando el control sobre la ocupación, uso y velocidad.
De la mano de la tecnología también se puede contribuir a la lucha contra la criminalidad. Sistemas de videovigilancia de vía y drones pueden ayudar a hacer seguimiento e identificación de vehículos y motocicletas hurtadas, así como a reforzar el control general del área. Una tarea que también requiere un refuerzo de patrullas de carabineros en las áreas boscosas contiguas que ante el descontrol reinante son verdaderas ollas y escondrijos de delincuentes.
A su vez, la administración debe implementar un modelo de trabajo coordinado entre las secretarías de Seguridad y Movilidad bajo la lógica de control del corredor vial y de las actividades que en él se desarrollan. Patrulleros viales, policía de carreteras y policía de vigilancia nieguen las aglomeraciones de carros, motos y personas, para cerrar espacios al crimen. Asimismo, un componente de judicialización que desmantele el crimen que allí se ubica.
Por último, es necesario definir alternativas de movilidad para esta zona. La ciudad no puede aplazar la definición, diseño y construcción de corredores que conecten al oriente de la ciudad con su zona urbana mediante opciones que concilien las necesidades ambientales, de movilidad y los derechos de los ciudadanos.
Controlar y gobernar el corredor al Alto de Patios es una obligación que no puede seguir siendo evadida. En esta zona el peligro de muerte de los ciudadanos es inminente, un riesgo inaceptable cuando existen alternativas para mitigarlo.