Para empezar, la experta en Sistemas Integrados de Seguridad para las Ciudades, Gina Acosta, indicó que la inteligencia debe ser priorizada para la seguridad. A su juicio, es innegable que la inversión es una gran palanca para el crecimiento de la economía del país, pero esta depende de la confianza que se le proyecte al inversor, lo cual tiene que ver directamente con los índices de crimen y violencia. Además, señaló que “es muy importante entender la relación directa entre seguridad y calidad de vida de los ciudadanos y ahí la tecnología juega un rol fundamental”.

Asimismo, advirtió que, aunque actualmente instituciones como las Fuerzas Armadas y los organismos de emergencias como los bomberos manejan tecnología que les permite resolver problemas o limitantes que se presenten, los delincuentes cada día son más “sofisticados” y los recursos dispuestos para la seguridad pública son muy limitados. A su turno, la directora del C4 de Bogotá, Ada Luz Sandoval, reconoció que la tecnología usada de manera “amigable” por el ciudadano puede tener grandes resultados en seguridad, toda vez que se lograría una corresponsabilidad y una relación directa entre la seguridad, la institución y el ciudadano.

“No solamente es la institución la que tiene la responsabilidad de entregar seguridad, es también el ciudadano a través del uso de la tecnología con el acceso a redes sociales, a aplicaciones, a botones de pánico, a una llamada de emergencia. Así el ciudadano aporta para que la seguridad sea más eficiente, se siente responsable y hace parte de la integralidad de dicha seguridad”, afirmó. Sobre este aspecto, el experto en la aplicación de tecnologías para la investigación criminal en Latinoamérica, Carlos Andrés Jaramillo, opinó que, si bien es cierto que con la implementación de la tecnología se puede llegar a neutralizar, mitigar y anticipar las amenazas que se están presentando en la ciudad, llamó la atención sobre otro desafío.

“No solamente es tener tecnología a disposición de ciudadanos, es estar al tanto y saber cómo enfrentar estos retos porque con la proliferación de dispositivos móviles o de elementos como cámaras de seguridad, se recolecta muchísimos datos y a veces las instituciones no tienen la capacidad de analizar esos volúmenes de información que están a disposición para ser estudiados”, advirtió. En esa misma línea, el director de Seguridad Ciudadana de ProBogotá Región, César Restrepo, resaltó que cuando las instituciones le abren el camino a la tecnología, los ciudadanos creen que los problemas serán resueltos de manera más rápida, no obstante, las capacidades de respuesta institucional no mejoran.

“Yo con mi celular puedo poner la alerta, pero nunca llega la Policía. Entonces la demanda es mayor que las capacidades de respuesta. Hay que descartar que cuando yo adquiero más tecnología puedo dejar de hacer esfuerzos en otros frentes. Es cierto que, por ejemplo, las cámaras de seguridad mejoran la capacidad de la vigilancia, pero, en esencia, la seguridad es un servicio que está administrado por personas que son quienes generan la confianza”, concluyó Restrepo.

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