· En 2022 la ciudad registró una tasa de 12,8 homicidios por 100 mil habitantes, la más baja desde que se tiene registro, siendo la ciudad capital con la menor tasa del país.
· Se prenden las alarmas sobre los delitos contra la libertad en la ciudad: aumentaron los registros de secuestros en 87,5 % y la disminución de los registros de extorsión se contradice con las denuncias ciudadanas de masificación de este delito.
· El gobierno de Bogotá sigue sin descifrar las claves para una mejor convivencia y el cuidado de sus ciudadanos. Las lesiones personales, la violencia intrafamiliar y los delitos sexuales también subieron en 2022.
Probogotá Región presenta el Informe Anual de Seguridad 2022, un análisis sobre los principales desafíos de la ciudad que identificó alertas tempranas sobre la seguridad, la convivencia y la justicia que requieren atención especial y una respuesta rápida, así como la formulación de recomendaciones para la gestión de la seguridad.
Si bien los indicadores de criminalidad en la capital dejaron un balance positivo para el gobierno de la alcaldesa Claudia López (7 de los 12 indicadores críticos registraron avances respecto a 2021), sólo el homicidio, el hurto a residencias, comercios y automotores son mejores que en 2019, el año prepandemia.
“Durante el año anterior, la ciudad se enfrentó al regreso definitivo de la vida de ciudad a su funcionamiento ordinario. Un desafío de magnitudes considerables para las autoridades distritales dado el proceso traumático de salida de la pandemia con conflictividades sociales exacerbadas, las tensiones propias de una sociedad empobrecida, emocionalmente quebrada y con un proyecto de vida con inmensas dudas en el futuro inmediato y los retos que imponía un año electoral”, expresa María Carolina Castillo, presidente de Probogotá Región.
Respecto al homicidio en Bogotá, disminuyó 11,7 %, pasando de 1.142 casos en 2021 a 1.008 en 2022, siendo la cifra más baja desde 1984. Los Mártires fue la localidad con mayor tasa de homicidios (58,9 homicidios por cien mil habitantes) y Usaquén la de menor tasa (5,9).
En materia de delitos contra la libertad, la extorsión disminuyó, contrario a la tendencia nacional. Se reportaron 1.335 casos, 12,6 % menos que 2021 cuando fueron registrados 1.528 casos. La Candelaria fue la localidad más afectada por este delito (tasa de 99,2 por cien mil habitantes), mientras que San Cristóbal registró una tasa de 8,9, la más baja de la ciudad.
El secuestro, con un aumento de 87,5 %, prende las alarmas al ser un delito que había sido reducido al mínimo.
Aunque cinco de los seis delitos de hurto disminuyeron, el hurto a personas sigue descontrolado, demostrando la incapacidad institucional de descifrar las claves que permitirán proteger a los ciudadanos en el espacio público de ser víctimas del delito con mayor impacto en la percepción de seguridad.
En 2022 se registraron 137.361 casos de hurtos a personas en la ciudad, 26,3 % más que en 2021 cuando se registraron 108.785 reportes, lo que representa una tasa de 1.738,4 hurtos por cien mil habitantes. La localidad con menor tasa de este delito es Usme con 761,6.
En cuanto al hurto a residencias, en Bogotá se registraron 7.034 casos de este delito, una reducción del 9,6 % con respecto al año anterior. Suba encabezó la lista de registros para este delito con 916 casos mientras que La Candelaria fue la localidad con el menor registro de hurto a residencias con 31 casos, sin contar a Sumapaz que no presentó casos.
El hurto a comercios registró 10.155 casos en 2022, disminuyendo 8,7 %. Aunque Suba bajó sus registros, sigue siendo la localidad que más reporta este delito (1067 casos), representando 11 % del total de casos en Bogotá. La Candelaria fue la localidad con menor registro de hurtos a comercio.
Por su parte, con 3.316 casos de hurto de automotores, el 2022 cerró el año con una disminución de 14,5 %. Kennedy fue la localidad con mayor registro de este delito (757 casos) y La Candelaria el menor (9 casos). Asimismo, con 4.577 casos reportados de hurtos de motocicleta en la ciudad, se presentó una disminución del 3,8 % al corte de 2022. El segundo semestre del año registró una tendencia decreciente en los registros, siendo diciembre el mes con menor reporte del año. La localidad más afectada por este delito fue Kennedy con 899 casos y La Candelaria ocupa el último lugar con 11 hechos de este tipo.
De igual manera, el hurto de bicicletas presentó una reducción de 9,3 %, pasando de 9.623 casos en 2021 a 8.724 en 2022. La localidad más afectada fue Kennedy (1476 casos) y la menos afectada también fue La Candelaria.
Respecto a los delitos contra la integridad, las lesiones personales en Bogotá aumentaron en 2022. El incremento registrado fue de 2,5 %, pasando de 22.854 casos en 2021 a 23.434 en 2022. Este delito retoma la tendencia al alza que se venía presentando en el periodo prepandemia. La localidad de La Candelaria tuvo la mayor tasa de lesiones (1.295 lesiones por cien mil habitantes) y la menor tasa se registró en Usaquén (169,3).
Finalmente, se registraron 7.489 casos de delitos sexuales en 2022, un aumento del 20,7 % respecto al 2021 y del 18,7 % respecto al año inmediatamente anterior a la pandemia. La localidad con la mayor tasa de delitos sexuales fue La Candelaria (755,1 por cien mil habitantes), mientras que la localidad con la menor tasa fue Sumapaz (53,8). Por otra parte, se reportaron 43.035 casos de violencia intrafamiliar en la ciudad, un incremento del 24,5 %.
“Dos factores resultaron fundamentales para la mejoría de algunos de estos indicadores. En primer lugar, la comprensión de que el estado permanente de conflictividad entre ciudadanos e instituciones causaba un daño directo a la gestión y la legitimidad de las autoridades distritales. En segundo, la restitución del liderazgo a la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia en su función de gestión de la seguridad y promoción de las relaciones de coordinación, integración y proyección institucional. Sin embargo, este impulso no alcanzó para devolverle la confianza a la ciudad y recuperar la alianza entre instituciones y ciudadanos contra la violencia, el crimen y las incivilidades, como lo demuestra que la percepción de inseguridad en la ciudad registre 77 %”, explica César Restrepo.
La debilidad en las capacidades policiales y operativas también juegan un rol fundamental. Una fuerza de seguridad con un déficit de al menos 10.000 uniformados es el punto de partida para comprender que no hay una modelación y valoración realista de la configuración, tamaño y costo del ecosistema de seguridad que exige una megaciudad y su región circundante.
Como se ha mencionado en los balances de seguridad desarrollados por Probogotá Región en los últimos años, si bien la situación de seguridad de la ciudad es un punto intermedio entre la percepción y el comportamiento de los indicadores, la percepción condiciona el diálogo entre ciudadanos e instituciones y, por lo tanto, la política pública debe acercarse de manera consistente a ella.
“El balance de la seguridad ciudadana en la ciudad para 2022 se resume en una recuperación de la iniciativa de las autoridades en la reducción de indicadores de criminalidad con impacto limitado en la percepción de seguridad en los ciudadanos y, en este sentido, un fracaso en el mejoramiento de confianza y buen estado de ánimo de sus habitantes”, insiste el director de Seguridad Urbana de Probogotá Región. De ahí que, el gran reto en 2023, el último año del gobierno, “será hacer de la mejora de la seguridad en la ciudad una tendencia sostenida, en medio de un escenario confuso en el que el Gobierno Nacional no logra definir una política pública de seguridad y ha abierto un proceso de desestructuración de las instituciones de seguridad. Dos factores que presionan hacia la disminución de la capacidad operacional y el debilitamiento del desarrollo estratégico de las fuerzas policiales”, puntualiza César Restrepo.